sábado, 27 de junio de 2009

Rozar un sueño (El Leo)

Mi mente y corazòn vuelven. Tambièn mis deseos. Como una sed, como necesidad, como lo que se escurriò como la arena entre las manos. Y esta vez, el tùnel se hizo màs largo. Esta vez, el subte anuncia la finalizaciòn de su recorrido. Esta vez vuelvo a pequeños sueños que se asoman por mi ventana. Los que seràn posiblemente el retorno a mì mismo. A lo que me despertò alguna vez. A lo que me hizo reìr y trasnochar otras. A los que me movilizaron las ideas y deseos. Y estàn ahì, còmplices de mì mismo. Parecen lejanos, difìciles, desafiantes e inquitantes. Porque para todos se necesita la decisiòn màs abrupta y violenta. Pero mi satèlite-cuore ya no desea opacarse màs en esta oscuridad. Ya no congelarse en el frìo de los demàs. La convicciòn se duerme, se disfraza, se paraliza, duerme y despereza. Pero todo està vivo. Todo es sensibilidad latente que un dìa despierta, presiona y empuja.
Soy el resultado de esa voz. Soy el sinònimo de lo que, en silencio, me habla y desestabiliza. Soy la consecuencia de lo que me afirma y tritura.
Volvì a rozar un sueño. Rescatar la simpleza y belleza de lo que ocurre sin querer siquiera buscarlo. Falta poco y quizàs me decido a poner un primer paso hacia la destrucciòn de tanto mal. La incomprensiòn se hizo entendible, y creo que puede ser puerta abierta. Cielos abiertos que derraman gotas de gracia, de perdòn, de amor y agua oportuna.
Me asomo una vez màs a la intenciòn de saciar mi alma. De ser yo mismo, este mix extraño de cosas que cuido celosamente. Pero que al final encontrarè despuès de tanto y tanto transitar.
Y no es casual, no es ocasional ni quiero ser sentenciado. Es allì donde quiero estar. Todos me llevaron a esto. Dejarè de ser alguien . . . de esperar lo que no llega, de desinflar la ilusiòn engordada de ricas miserias, para ser yo mismo. Para pensar en mì despuès de tanta tormenta.

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